«El irreversible transcurso del paso del tiempo». Artículo de nuestro socio Fernando Laserna, Fiscal Decano Sección Territorial de Langreo-Asturias

EL IRREVERSIBLE TRANSCURSO DEL PASO DEL TIEMPO

          Fernando Laserna Cocina

                                                                                                                                                                          Fiscal Decano Sección Territorial de Langreo-Asturias

                                              

 

Hace unas semanas compartí en una conferencia en el Colegio de Abogados unas reflexiones sobre la problemática actual de la guarda y custodia en nuestros Tribunales, hoy, tras más de un mes de confinamiento, la Plataforma Familia y Derecho me ha abierto la posibilidad de seguir reflexionando sobre ello, en especial, porque sin duda en éste periodo de parálisis, aún me reafirmo más en la necesidad de adoptar medidas que den una respuesta eficaz, y no hagan que el tiempo se convierta en el mayor enemigo de los que acuden a los Tribunales.

         En aquél encuentro pudimos analizar y debatir, sobre la última doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo y de nuestras Audiencias Provinciales acerca de la guarda y custodia, en desarrollo del escaso artículo 92 del Código Civil, hablamos del artículo 39 de la Constitución Española, de la Convención de los derechos del niño, de reformas legislativas de protección a la infancia y la adolescencia, de anteproyectos fallidos de corresponsabilidad parental, incluso de Sentencias del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos humanos sobre materias tan sensibles como la exploración de los menores, leyes de mediación que existen sobre el papel en prácticamente todas las Comunidades Autónomas, pero, aquéllos que me conocéis, sabéis que cuando uno se enfrenta a la mirada de aquéllos niños que exploramos en los Juzgados, y qué decir de aquéllos que ni siquiera llegamos a ver por no tener edad suficiente para ser oídos, lo único que desean es desaparecer, en la ilusión de que aquello que están viviendo sea un mal sueño y que pronto volverán a su vida normal. No soy capaz a decirles que con un poco de suerte sólo serán unos meses lo que dure el procedimiento judicial. Nada más lejos de la realidad. Por desgracia todos hemos vivido procedimientos en los que adolescentes al momento de la exploración, han visto cumplida la mayoría de edad al celebrarse la vista oral, debido al desesperante retraso de nuestra maquinaria judicial, ocasionada sin duda por la falta, no sólo de verdaderos Juzgados especializados en Familia, sino de los recursos personales necesarios.  

          Por todo ello y  ahora que se está planteando la supresión de los plazos máximos de instrucción en el proceso penal, no creéis que en el ámbito del Derecho de familia, y en especial en los procedimientos de ruptura contenciosa, debiera ser obligatorio la fijación de un plazo máximo, sobre todo en aquellas edades en las que el paso del tiempo, no es ya que sea irreversible, sino que los que ayer eran niños y niñas, hoy, pasado el tiempo de la batalla judicial, son personas diferentes, cuyos intereses y sentimientos son totalmente distintos de aquellos iniciales, y que sin embargo seguimos pensando y dictaminando en “el interés superior del menor”, pero ¿cuál? ¿De qué menor hablamos, del que empezó el procedimiento o del que lo termina, incluso años después? ¿Acaso el derecho del menor a ser oído tiene fecha de caducidad?, puesto que, si la duración media de los procedimientos contenciosos supera el año, según datos estadísticos, las medidas que en relación al mismo se adopten dos o casi tres años después, recursos incluidos, no habrían de ser nuevamente oídos por quienes en definitiva van a decidir cuál es el “interés del menor” y comprobar cómo el transcurso de tiempo ha hecho mella en ellos y en sus familias.

         Por eso el foco habría que ponerlo, mientras buscamos otras soluciones, seguramente la especialización y el destino de recursos como reclaman insistentemente los Colegios de Abogados, la Asociación Española de Abogados de Familia, plataformas como Familia y Derecho, en fin todos aquéllos que manifiestan algún tipo de sensibilidad en la materia, ¿cómo no tenerla en éstos casos?, pero mientras esto llega, de lo que soy escéptico, después de muchos años de profesión, y hoy día, aún más si cabe, con la crisis en la que nos hemos visto inmersos con una absoluta paralización de la actividad diaria y también de la judicial, hemos de intentar acortar los tiempos, si es que no queda otro remedio que acudir a los Juzgados, en resolver las cuestiones en relación a los menores, que el TIEMPO, SU TIEMPO, SEA ORO de verdad, que no tardemos en los traslados de expedientes, en pruebas para las que la lista de espera es tan elevada por la falta de medios y equipos, que no podremos resolver, años después, aquello que se nos confió en un principio, el interés superior de menor, sencillamente porque no sabremos ya que ha pasado o que ha sido de aquél interés, he visto de todo desgraciadamente en estos años, pero me quedo con el verdadero sufrimiento de aquéllos niños y niñas que tan sólo querían estar con sus padres, y que años después ni siquiera son capaces de mirar a uno u otro según los casos, más habitual de lo que parece y por extensión y como víctimas colaterales, tampoco a abuelos, tíos… puesto que al final de la batalla judicial nadie gana y sólo pierde uno, y desgraciadamente todos los que nos hemos visto inmersos en esto, y digo todos, sabemos quién es, el caso es NO OLVIDARLO en el día a día, puesto que después y vuelvo a repetir, todos lo sabemos, no habrá autoridad que pueda ejecutar una resolución que llega tarde, por eso en espera de las ansiadas reformas, especializaciones, mediaciones que sirvan de verdad, hagamos fácil y sencillo el paso obligado de los niños y niñas por nuestros Juzgados.

La parálisis judicial que ha supuesto esta pandemia debería hacernos reflexionar definitivamente sobre la necesidad de establecer una verdadera Jurisdicción especializada, con recursos suficientes como para que sea efectiva en el día a día que hagan que el paso del tiempo no sea irreversible para nuestros hijos, pero mientras esto llega muchos se hacen, con verdadero pavor, diariamente la siguiente pregunta: ¿De verdad la única solución es acudir a los tribunales? 

 

 

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